No, la decisión de operarte debe ser algo fundamentalmente personal y siempre para bien. Siempre nos repiten que somos perfectas como estamos y la verdad es que hay mucho de razón en eso: una cirugía plástica no es para remplazar la autoestima que me hace falta, sino que es un acto de cariño propio para resaltar aquello que quiero lucir con orgullo en mi cuerpo.

Veámoslo de esta manera. Es como elegir la casa de tus sueños. Aun cuando encuentres el terreno ideal, la mejor zona o el clima más cómodo... de cualquier manera tienes que amueblarla y tal vez hacerle uno que otro cuarto extra. Si bien esa casa es perfecta para ti, difícilmente será perfecta cuando te la venden, es tu trabajo convertirla en la casa de tus sueños, para que así puedas llegar con gusto y llamarla tu hogar.

Es lo mismo con tu cuerpo: la naturaleza ya te dio algo maravilloso, pero hay cosas que tú sabes que puedes resaltar más para así llegar a la versión ideal de ti misma.

En el proceso de decisión de cualquier cirugía es bueno tomar en cuenta las opiniones externas, pero no dejarse llevar completamente por lo que otros dicen... ¡la que importas eres tú! Es tu cuerpo y tienes que tomar la decisión que te haga sentir mejor física y emocionalmente.

Mírate al espejo todos los días y repítete que eres hermosa, porque lo eres. Examínate, conócete y enamórate de ti misma, para que así puedas conocer e identificar qué cosas realmente te gustaría mejorar y que cosas son perfectas tal y como están.

Estudios demuestran que puedes sentirte más feliz, realizada, con mejor imagen y percepción propia, con mejor desarrollo laboral, mejor vida sexual y esto no es una sorpresa. Cuando te sientes segura de ti misma, cuando te gustas y te aceptas, no hay nada que pueda detenerte.